River Plate tenía la posibilidad de alcanzar al líder Instituto, que recién jugará mañana. Para eso debía ganar, pero hizo todo mal y Atlanta lo aprovechó para llevarse un triunfo inesperado por 1 a 0. El millonario, que sigue en el segundo lugar pero ahora acompañado por Quilmes, se fue con las manos vacías ante el bohemio, por culpa de zapatazo goleador de Fernando Lorefice en la primera etapa y un penal que desperdició Fernando Cavenaghi en ese mismo período y cuando ya estaba en desventaja.
Esta vez los cambios no salvaron al equipo de Matías Almeyda de una flojísima producción, que lo dejó lleno de dudas de cara a las diez fechas decisivas que se vienen.
Sin figuras rutilantes, Atlanta fue inteligente y con una gran solidaridad y amor propio ganó su primer partido de 2012. Fue un triunfo valioso en procura del objetivo de mantener la categoría, ya que el equipo de Villa Crespo tiene el segundo peor promedio junto a Brown de Puerto Madryn y Desamparados de San Juan.
River jugó un primer tiempo para el olvido, con puntos flojos en todas sus líneas, tanto a nivel individual como colectivo, con excepción del arquero Daniel Vega. Y por ese rendimiento se fue al descanso abajo 1 a 0.
Esa diferencia a favor de Atlanta se debió a que Lorefice metió un derechazo desde afuera del área que se metió en el ángulo izquierdo de Vega, a los 35', y porque Cavenaghi ejecutó un penal (inexistente infracción de Quiles sobre Trezeguet) y la mandó por arriba del travesaño.
Para completar la mala tarde millonaria, Ramiro Funes Mori bajó a Abel Soriano cuando se escapaba solo y le mostraron la roja.
El debate que se planteó hace varios días acerca de que River perdía juego y recuperación con Alejandro Domínguez, Cavenaghi y Trezeguet pareció darle la razón a quienes lo cuestionaban. Y Almeyda, como pasó hace una semana, decidió los ingresos de Martín Aguirre, Daniel Villalva y Rogelio Funes Mori. Pero esta vez los cambios no le brindaron soluciones.
Atlanta, atento, tuvo chances de contraataque, pero sus fallas al dar la puntada final y la gran tarea de Vega le impidieron ampliar la diferencia.
La impotencia River hicieron que sus ataques fueran solo productos de arrestos individuales. La que tuvo más cerca fue a los 38', cuando Rogelio Funes Mori la estrelló en el travesaño. Pero 2 minutos más tarde fue Abel Soriano el que impactó su disparo en el horizontal. El partido se hizo de ida y vuelta, con un final abierto.
El resultado no varió y Atlanta festejó frente a un River que debe levantarse cuanto antes para continuar su búsqueda del ascenso. Mientras que algunos de sus hinchas tendrán que cambiar de conducta. Ayer agredieron al arquero suplente local Rodrigo Llinás, que pese a quedar dolorido por el impacto de un proyectil, se pudo retirar sin problemas. Lamentable.
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